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Presente y futuro de la comunidad trans: entrevista a Gianna Camacho

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Toda acción estatal es resultado de un diagnóstico previo sobre la población objetivo, la cual se encuentra afectada por exclusión y/o vulnerabilidad. Sin embargo, para la comunidad trans el panorama es complicado pues no se cuentan con datos certeros sobre su situación actual. En el Perú, según la Encuesta para Personas LGBTI realizada en 2019, el 16% de los participantes se identificaron como transgénero, transexuales o no binarios. Lamentablemente, no es posible dimensionar este porcentaje en un número real de personas. Ante la falta de información y datos, resulta complicado entender la proporción y magnitud de la comunidad trans en el país.

 

Sumado a ello, diversas propuestas legislativas y ciudadanas orientadas a modificar las normas en favor de las personas trans no encuentran eco. En 2016, las congresistas Glave y Huilca presentaron un Proyecto de Ley (PL) nº790 de Identidad de Género orientado a reconocer la identidad de género, incluir la auto identificación de género en los documentos administrativos y la RENIEC, favorecer el acceso a la salud e implementar medidas en contra de la transfobia de forma transversal en la administración pública. Luego de 5 años y tras su aprobación en la Comisión de la Mujer y Familia, el dictamen aún no es discutido en el Pleno del Congreso. De la misma forma, surgieron demandas por un Cupo Trans que permita abrir el campo laboral para las personas trans, tal como otros países de la región han implementado en los últimos años. Sin embargo, más allá de la incorporación de tal iniciativa en algunas instituciones como la Municipalidad de Lima, los cambios son puntuales y no se encuentran acompañados por un programa de soporte laboral integral orientado específicamente para las personas trans. Debido a esto, los pequeños avances realizados no alcanzan a la totalidad de la población trans y no son parte de una política institucionalizada en favor de la comunidad.

 

Junto a ello, la sociedad peruana aún se encuentra poco sensibilizada con la situación de la comunidad trans. Como reflejo de ello, las expresiones de violencia escondida bajo burlas escalan a situaciones de abierta violación de derechos humanos sin mayores repercusiones institucionales. La II Encuesta Nacional de Derechos Humanos elaborada en 2019 identificó a las personas trans como el grupo poblacional más discriminado en el país. La discriminación se traduce a su vez en estereotipos sobre la comunidad: casi la mitad de los encuestados considera que las personas son trans debido a traumas infantiles o confusiones. La exclusión se repite en diversos ámbitos. En lo laboral, solo un 37% estaría dispuesto a contratar a una persona trans en una empresa. Por su parte, encuestas encuentran que un 74% de la población trans se ha sentido discriminada por su identidad de género. 

 

La violencia no solo proviene de la sociedad, sino también del propio Estado: como recoge Promsex, un 25% de los planes distritales de seguridad ciudadana en Lima hacen referencia a la erradicación de “travestis” como indicadores evaluables. Igualmente, bajo el rótulo de “crímenes contra el pudor” y guiados por estereotipos validados por sus planes institucionales, diversos gobiernos locales persiguen a las personas trans y violan sistemáticamente su derecho a la libre circulación en el espacio público. En ese sentido, casos de violencia transfóbica ejercida por miembros de la Policía no son extraños: el caso más notorio es el de Azul Rojas, ciudadana víctima de tortura física y verbal por parte de efectivos en 2009. Sumado a la violencia institucional, dichos actos terminan en la impunidad: la demanda ha sido llevada a la Corte Interamericana de Derechos Humanos debido a la negativa del Estado peruano, en sus distintas instancias, de aceptar la denuncia de Rojas. 

 

En su conjunto, la exclusión sistemática que enfrenta ubica a la comunidad trans en una situación de vulnerabilidad endémica. Cabe resaltar que los ejemplos mencionados anteriormente se tratan de cuestiones vitales, cuyo avance garantizaría el acceso a los derechos sociales y económicos más básicos, entre ellos el derecho a la vida, la dignidad humana, el trabajo, la educación y la salud. Sin respuestas adecuadas frente al desalentador panorama, diversas figuras pertenecientes a la comunidad trans decidieron tomar la batuta e impulsar cambios desde distintas trincheras. 

 

Por eso, y en el marco de un mes del Orgullo reivindicativo, entrevistamos a Gianna Camacho, periodista y activista trans que durante los últimos años se ha involucrado en esferas institucionales y no institucionales con el objetivo de luchar por el reconocimiento de los derechos de la comunidad trans en el país.

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¿Cuál es la situación de la comunidad trans en el Perú?

Las personas trans se encuentran en una situación de olvido por parte de las instituciones del Estado. Si bien muchas de ellas reconocen nuestra situación de vulnerabilidad, no se realizan políticas públicas para nuestra comunidad. A nivel estatal, no existen acciones concretas para abordar las cuestiones que nos aquejan, y la política de las instituciones, en la práctica, no proponen planes específicos para nuestra comunidad. En los últimos meses, he formado parte de mesas de trabajo y reuniones con congresistas para impulsar el Proyecto de Ley de Identidad de Género, y nos enfrentamos a miles de retrasos, promesas incompletas y dificultades para mantenerla en agenda. La situación actual nos lleva a insistir constantemente y hacer frente a la desmotivación mental y física que muchos de nuestros compañeros/as/es sienten debido a estos obstáculos. 

Actualmente, ¿cuál es la perspectiva laboral para la comunidad trans?

Al no contar con un Documento Nacional de Identidad (DNI) que refleje nuestra identidad de género, no nos es posible acceder legalmente al ámbito laboral en pleno ejercicio de nuestra ciudadanía. Las personas trans tienen muchas dificultades para obtener certificados escolares, constancias de estudio y/o talleres, pues todo está con un nombre distinto al cual te identificas. Estas dificultades ocasionan que no seamos elegibles para ser contratados/as como el resto. Junto a ello, no hay muchas personas trans con un perfil acorde a las demandas laborales actuales debido a la falta de acceso a la educación. Existe además una barrera cultural donde los estereotipos y estigmas sobre la comunidad trans dominan.

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Frases como “vas a ahuyentar a la clientela” o “das mala imagen para la empresa” son expresiones que reflejan el prejuicio social que subsiste respecto a las personas trans. Por todo esto, la perspectiva laboral es muy complicada para la gran mayoría de personas trans, y aquellas pocas quienes consiguen empleos lo logran gracias a personas específicas dentro de instituciones que están sensibilizadas con la situación de la comunidad.

¿Qué representaría la Ley de Identidad de Género para la comunidad trans?

Ante todo, da el mensaje de que las personas trans existen y que tienen los mismos derechos que los demás. Una Ley de Identidad de Género reconocería nuestros derechos más básicos y sería el inicio de una serie de acciones que garantizarían la no discriminación y la igualdad de oportunidad en todo aspecto para la comunidad. El reconocimiento de nuestra identidad de género sería el punto de partida para incluirnos dentro de los servicios brindados por el Estado.

A partir de las dificultades que enfrentan actualmente, ¿cuál sería una perspectiva a futuro para mejorar la situación de la comunidad trans?

Para muchas personas dentro de la comunidad trans, la incidencia política y el uso de redes sociales son aspectos que se continuarán realizando. En paralelo, la lucha que actualmente estamos emprendiendo por la Ley de Identidad de Género continuará desde el Congreso, y seguiremos insistiendo por su aprobación hasta el final. Si bien la mejoría institucional todavía no llega, sí son notorios los cambios en la sociedad. Por ello, apelamos también a la sociedad civil organizada para resistir y lograr, al menos, no perder los avances que hemos logrado.

Teniendo en cuenta que eres periodista de profesión, ¿Cuál es el papel de los medios en la lucha de la comunidad trans?

Los medios de comunicación son importantes porque intervienen en los conceptos que la sociedad puede tener frente a diferentes temas, entre ellos sobre las personas trans. Su rol trasciende el entretenimiento o la información, y actualmente tienen la capacidad de orientar y presentar contenido para que las personas saquen sus conclusiones. Sin embargo, los medios reflejan contenidos tan prejuiciosos que presentan conclusiones sobre las personas ya de forma preestablecida. Por ejemplo, todos los reportajes referidos a la comunidad trans muestran a mujeres ejerciendo la prostitución. Debido a eso, el concepto que se forma sobre una mujer trans estará siempre relacionado a tal actividad. Presentar historias alejadas de los estereotipos modificarán el concepto de la sociedad sobre la comunidad trans, o al menos lo mejorará.

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De cara hacia el futuro, ¿Cuáles son las expectativas que tienen frente al siguiente gobierno? ¿Qué espera la comunidad trans del próximo gobierno?

Serán años difíciles, pues el partido del actual presidente no tiene políticas públicas ni nos ha mencionado dentro de sus planes. Sin embargo, esta situación no es nueva. La comunidad trans siempre la ha tenido complicada, y como personas que hemos superado situaciones tan difíciles como la exclusión del hogar, la discriminación social y la vulnerabilidad económica sabemos que solo queda luchar. En estos 5 años, intentaremos no perder lo que hemos ganado, que no es mucho pero a nivel cultural y social sí es significativo.

¿Qué mensaje final darías sobre la comunidad trans?

Me gustaría recordar que las personas trans somos personas. Somos peruanos/as/es que necesitamos gozar de una ciudadanía plena a la cual no tenemos acceso hoy por hoy. Tenemos las mismas habilidades y talentos que el resto, pero no tenemos las mismas oportunidades. Es ahí donde se centra nuestra lucha por la igualdad y por una ciudadanía realmente plena con acceso a derechos como todos los demás.

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